lunes, 16 de marzo de 2009

reencontrando a mi niña interior

EN VERSION RANDOM THOUGHTS


El pasado domingo, asistí a un taller para reencontrarla, si... a esa pequeña de ojos enormes, callada, tranquila y con una mirada pícara que lograba todo lo que quería, todo... excepto con mis padres.

Me di cuenta de tantas cosas, me entendí mejor a mi misma, y por instantes, lo vi todo tan claro!

Creci en una familia de clase media, en la ciudad de Guadalajara, mis primeros 5 años, en una colonia común y corriente, una de esas con casas de un sólo piso y cochera para un auto, con un micro jardín al frente de la casa y un pequeño patio para lavar en la parte de atrás.

Yo era la consentida de mi padre, y me sabía así, no lo veía mucho por su trabajo, pero cuando estaba en casa y yo aún estaba despierta me llevaba a cenar sólo a mi, son momentos que siempre recordaré, como una vez que me llevó por tacos de la calle, así, a un puesto cualquiera, y me dio a probar tacos de ojo... recuerdo la textura, sabor... ese momento esta tan grabado en mi mente... blanco, chicloso, un poco insipido jajaja, me llevaba a las nieves Heidi por nieves de garrafa y los fines de semana me consentia llevandome a los hot dogs del centro (deliciosos con panela y aguacate!) y a las Bings por mi nieve de mandarina, hasta la fecha, es de mis favoritas.

Todo eso cambio cuando nació mi hermana, y como la casa era pequeña, nos cambiamos a donde vivo ahora, mi cuarto resultó ser demasiado pequeño para dos, pues la casa estaba planeada para tres hijos así que tenía que compartir mi espacio con un bebe llorón, la atención se enfocaba en ella, y todo esto lo resentí por "perder" a mi madre, tan ocupada con ese bodoque que le llegue a odiar, pero ahora entiendo que no odio a mi hermana, sino que odiaba que mi madre ya no tuviera tiempo para mi, eramos cuatro, y había perdido mi lugar de "única mujer y menor" al nacimiento de mi hermana. Recuerdo bien que cuando era bebé no me caia mal, el problema fue cuando empezó a hablar... y cuando se volvio adicta a mi madre, era insoportable si mi mamá se salía del cuarto, la mocosa pegaba unos berridos que yo creo que los vecinos (que en ese entonces estaban muy lejos de la casa y eran pocos) creían que estaban torturando a la pobre niña.

La nueva casa resultó ser un alivio para todos, había libertad, lo único prohibido era andar descalzos; vivo en lo que era un nuevo fraccionamiento en ese entonces, mi calle, que es sólo una cuadra, tenía sólo tres casas y una pequeña finca en construcción que pasó en obra negra por muchos años, todo lo demás era baldío y bosque, por eso es que no podíamos andar descalzos, teníamos alacranes por doquier... por eso es que prefiero matar un alacrán que una cucaracha, en toda mi infancia no recuerdo haber visto una cucaracha en casa, coleccionabamos los alacranes en un frasco con alcohol porque decían que si nos llegaba a picar teníamos que untarnos el alcohol con el mismo veneno para retardar el proceso, gracias a Dios nunca tuvimos que requerir de estos métodos. También recuerdo que en algun proyecto escolar teníamos que llevar colección de insectos, yo lleve una tabla de 50x50 atascada de alacranes fechados, de todos tamaños y colores, desde güeritos casi transparentes a unos color azabache.

Con la libertad que ganamos en esta casa, me separé de mi familia, tenían la confianza de dejarnos salir por horas a la calle, regresabamos sucios, con las rodillas raspadas, pero tenían la confianza de que donde vivíamos nadie nos haría daño, que no había problemas de pandillas, drogas, ni nada por el estilo, así que mi hermano, un vecino de quien estaba enamorada y yo, saliamos en nuestras bicicletas y jugabamos carreras en los baldios que convertiamos en pistas tipo motocross.

Al parecer, a mi familia la iba muy bien, estudiaba en uno de los mejores colegios de la ciudad, iba a uno de los mejores clubs y vivía en un fraccionamiento que aunque estaba en las afueras de la ciudad y eramos muy pocos los residentes, esta clasificado como una zona de clase alta-media a alta-alta (si, así se clasifican las áreas de una ciudad por su clase socioeconómica). Pero lo mejor de vivir así, de vivir aquí, era la privacidad. Podías gritar sin que nadie te escuchara, podías sentarte en medio de la calle sin que un sólo auto pasara y te obligara a moverte, podías dormir con las cortinas abiertas y ver el cielo estrellado en la noche, nadie se enteraba de nada. Mis padres tienen un baño enorme, es del tamaño de mi dormitorio, nunca lo vi como algo malo o inapropiado, porque tienen un jacuzzi donde nos dejaban jugar y nos preparaban baños de espuma, por la ventana veiamos el cerro y si teniamos suerte, podíamos ver algún venado paseandose, zorrillos y ardillas saltando en los árboles.

Pero...ahora recuerdo cuánto odiaba vivir aquí, cuánto llegue a odiar a mi familia, cuántas veces me encerraba en mi cuarto a llorar, tenía unos 9 o 10 años... y yo me quedaba despierta hasta tarde, planeando mi vida fuera de aquí, soñaba que vivía en un orfanato, que me adoptaba una familia de gringos, alemanes, canadienses o a un lugar de esos donde el invierno de verdad es invierno, con nieve y trineos, no como aquí, la ciudad de la eterna primavera, soñaba que me iba a vivir a una casa con amplios jardines a los lados, con alberca y un cuarto propio, y en mi mente decoraba esa habitación hasta que me vencia el sueño.

Desde que tengo memoria, me callo mientras me queman las palabras por salir. Puedo hablar en público sin problemas, dar una exposición en clase, participar en concursos de oratoria, recitar poesías enfrente de multitudes, no tengo problema para que escuchen mi voz, pero cuando tengo que expresar lo que está en mi, mis pensamientos, sentimientos, deseos... no salen! mi mente da vueltas y tengo las palabras en la garganta a punto de estallar, pero mis labios se cierran y me quema... y termino callada, sin opinar nada, sin decir nada, sólo opino cuando me hacen la pregunta directamente. Ayer entendí porqué hago esto. Mi madre siempre me callaba, es la forma en que la recuerdo cuando era chica, callandome, amenazandome con la mano arriba para darme una cachetada, diciendome que era una imprudente, grosera, contestona, etc. etc. por eso es que ahora prefiero escribir para vaciar mi mente, lamentablemente escribir no es siempre una opción, hay ocasiones en las que uno debe poder vaciar la mente con la lengua justo en ese momento, y sino aprovechas, no vuelve a haber oportunidad de hacerlo. Tengo que trabajar en eso, obligarme a mi misma a hablar...

También recorde a mi padre sentado en la sala, llegaba de trabajar cansado y se sentaba en la sala, solo, con las luces apagadas, buscando hacerse invisible tal vez... pero yo siempre lo veía, a veces sólo me asomaba a verlo y lo dejaba, otras veces me sentaba en sus rodillas, otras veces me acostaba en otro de los sillones de la sala, y nos quedabamos en silencio.

También recordé como siempre llegaba yo a acompañarlo y a escucharlo cantar, algunas noches tomaba su guitarra y se ponía a cantar viejas canciones que ninguno de mis amigos nunca conocían, a veces, cantaba con él, le gustaba mi voz, pero nunca pude llegar a muchos tonos, y creo que eso le molestaba, sentía que yo no hacía el esfuerzo por lograrlo... y yo lo intentaba, hasta que me sentía un poco derrotada por no poder hacerlo, y me iba a dormir.

Recuerdo también cuanto odiaba sus ronquidos, la puerta de su cuarto cerrada, la mia también, de una puerta a otra, hay 4 metros de distancia, el cuarto de la tv está justo enmedio y aún así, no me dejaba dormir, todos debiamos dormirnos temprano para que mi padre fuera el último en ir a la cama y pudieramos dormirnos sin escucharlo roncando como león... ahora hasta eso se extraña.

De mi madre no me acuerdo mucho... creo que lo que más he disfrutado como su hija, son estos últimos años, desde que regresé de la Tarahumara, creo que ella se dio cuenta con ese tiempo que estuve fuera que si me quería, que no me lo demostraba y que si me extraño mientras estuve fuera... no puedo recordar ni una sóla caricia que me hubiera dado, mi madre no era cariñosa con nosotros, a menos que estuvieramos enfermos, y se acostaba junto a nosotros en la cama y nos decía "¿por qué se enferman los niños?"... es lo único que puedo recordar.

Seguramente hay muchos momentos que tuvimos muy lindos, pero no los recuerdo. Sólo recuerdo sus constantes regaños, callandome y discutiendo de cosas bobas, pidiendome siempre que cambiara, pidiendome siempre que enflacara, que fuera prudente, que fuera una dama...

Nos advirtieron en el taller que seguirían saliendo cosas durante algunos días, que removieron la energía de nuestro ser y debemos esperar a que se asiente... jajajajaja en fin, tendrán que aguantarme... si la locura se justifica con cualquier pretexto ahora jaja.

1 comentario:

Isabel (mom to S & E) dijo...

Que tal Dee Dee.

Acabo entrar a tu blog buscando a "la nina interior". Estoy leyendo un libro que se llama Mujeres que corren con lobos de Clarissa Pinkola Estes.
Tus comentarios los leo como si fueran los mios hace 20 años. Hoy los leo con lentes diferentes pues soy madre. Y dejame decirte que no hay cosa mas grande que el AMOR que le tienes a CADA UNO de tus hijos. Yo tengo dos. Y estoy ABSOLUTAMENTE segura que mi hija escribira los mismos comentarios que tu dentro de unos 12 años.
Cosa curiosa eso de la memoria...
Como madre a veces te pierdes en la rutina. En la manera en la que quieres que tus hijos no cometan tus mismos errores. Protegerlos de TODO y al mismo tiempo tratas de darles una vida libre de preocupaciones. Pareciera que no se perciben esos pequenos detalles que les damos a los hijos. Pero no te enfermaste y quedaste sin medicinas y cuidados. Tampoco te falto comida. Pero como madre es un servicio y un voluntariado de 7/24 tan absorbente que se pierde nuestra propia nina interior. No hay descanso, y si muchas alegrias. Disfruta a tu madre y ubicala en su contexto. Asi te ubicaras como mujer y valoraras en su momento todos esos pequenos detalles que se te escaparon.
Bendiciones.