Y si.. el 2018 apestó y gacho. Laboralmente, economicamente, amorosamente y emocionalmente ni se diga, nunca he estado al borde de terminar con todo como este año que termina. Nunca mis pensamientos suicidas habían sido tan recurrentes... nunca había hecho planes tan reales. Pero aquí sigo.
Me duele dejarte. Si. Pero es lo correcto para mi, de eso no tengo duda. Me duele que no me ames, si, pero yo me amo a mi misma lo suficiente como para convencerme de seguir intentando... ¿intentar qué? no lo sé aún... pero cuando menos seguir viva, sonreir aunque sea de vez en cuando y compartir una buena carcajada con alguien.
Mis planes a futuro se esfumaron, quedar embarazada, ver a mi bebé nacer, criarle, amarle... guiarle e incluso regañarle cuando lo amerite... hacerlo todo a tu lado, verte envejecer... los viajes, los planes de citas... las sorpresas... todo se esfuma.
Algo nuevo debe aparecer... no necesariamente alguien, pero nuevos sueños que pueda construir.
Siempre quise ser mamá... pero no estoy buscando ser madre soltera ni nada por el estilo... creo que sería muy egoista de mi parte aferrarme a tener hijos sin tener un sistema de apoyo... muy tonto también.
Pero hoy estoy segura que en cuanto se firmen papeles y vea tu boleto de avión a donde sea que te quieras ir, me libero por completo de la carga, de la culpa.
Estoy esperando que sea fecha de que abran las instituciones de gobierno para ir a firmar papeles y así olvidarme de ti.
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