sábado, 12 de enero de 2019

La despedida más dura

Hoy la tristeza me golpeó el pecho y se instaló.

Viendo niños correr, reír, mamás y papás abrazándolos, corriendo detrás de ellos... se me llena el pecho de tantos sentimientos encontrados. Me causa infinita felicidad verlos, pero también hay un vacío enorme que empiezo a aceptar que es permanente.

Siempre he soñado con ser mamá. Siempre he planeado mi vida como madre... pero mis planes no han salido como lo esperaba... ya tendría tres hijos en este momento... y no tengo ni uno y creo que es momento de aceptar que no llegarán.

Hoy me intento despedir de ese sueño... se ve demasiado lejano... practicamente imposible... y el aferrarme a ustedes me duele a diario. Los dejo ir.

Adiós mis niños, aquellos que nunca sentí, aquellos embarazos que nunca me causaron achaques, aquellas patadas que nunca senti dentro de mi, aquel dulce aroma de bebé recien nacido, aquellos ojos verdes, aquella piel tostada, aquellas sonrisas que me motivan... es hora de aceptar que nunca llegarán.

Los amo. Les doy libertad. Los dejo ir y que nazcan en otra familia... que elijan a otra mujer como madre, tal vez en otra vida los encontraré...




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